Pantone no lo sabe todavía, pero Sweet Victoria le ha dedicado una lasaña greenery. Así se las gastan las socias creativas de este restaurante, en el que todo cambio pasa por una experiecia y toda novedad esconde una historia.

Su carta de verano cuenta varias de ellas: la del color pantone del año con su Lasaña Greenery, la de un viaje maravilloso de esquí en Cortina d’Ampezzo con su tabla de quesos dolomitas… En Sweet Victoria no hace falta preguntar eso de ¿hay alguien ahí? Siempre hay un pasaje que saborear o un viaje que hacer delante del plato.

Nada que añadir a su propuesta de verano, una oda a los colores y sabores internacionales. El rojo intenso de su gazpacho de sandía y cerezas, la fusión oriental-valenciana de su wantón de almussafes o la interpretación de la croqueta de lacón con grelos rebozada con morro de cerdo, son el mismo devenir de la vida en una mesa, en pleno barrio del Carmen.

Después de observar por parte de varios medios la presión que se pretende hacer a los restaurantes del Barrio del Carmen, ese think tank en contra de lo que llaman gentrificación y que bien se podría llamar ocio y turismo, me pregunto si están también a favor de hacer boicot a los museos, a la catedral o a otros highlights de la ciudad en pro de un lugar aséptico y enrocado.

De lobismo sabemos un rato en La embajadora. Trabajamos para que la opinión cambie en muchas áreas, con intereses diversos. A nosotros lo único que nos dan con queso es el Sandwich de Pastrami de Sweet Victoria. Suizo, además. Lo de el barrio para los vecinos es una máxima maravillosa, cuando los vecinos son también los que habitan los lugares que aportan un extra de vida a la ciudad, esos que cuentan cosas, que no molestan, que enriquecen y que bien merecen un post como este.

Por cierto, la lasaña greenery es de: láminas de pasta de verdura, calabacín, espinacas, pimiento verde, ricota y queso al pesto.

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